Creo que no me equivoco al decir que todos hemos tenido agujetas alguna vez. Da igual quien sea, desde el más deportista y activo hasta el más sedentario, todos en alguna ocasión las padecemos.
Averigüemos porqué.
La palabra agujetas es el nombre coloquial que hace referencia a la sensación de tener clavadas pequeñas agujas en la zona que provocan ese dolor. En el argot médico es la mialgia diferida, y en el científico dolor muscular de origen retardado (DOMS en inglés).
Han sido varias las teorías estudiadas sobre el orígen de dicho dolor. Nos quedaremos con la que a principios del siglo pasado tuvo y tiene más fundamento, y en la que se basa la medicina actual. Las agujetas no son más que un dolor localizado causado por una microrrotura de las fibras musculares, provocando inflamación en dichos tejidos y su consiguiente activación del sistema nervioso. Son provocadas por un esfuerzo físico al que el indivíduo no está acostumbrado a realizar. También aparecen cuando se realiza un estímulo más intenso al acostumbrado.
Debido a ellas aparece falta de movilidad y elasticidad en la zona perjudicada.
Resumiendo; dolor causado por falta de ejercicio o por realizarlo más intensamente de lo normal.
Normalmente aparece las 24 horas siguientes al esfuerzo, pudiendo llegar incluso a las 48 horas.
¿Qué podemos hacer para combatirlas? A priori, nada. No existe ningún método que las prevenga ni las remedie. Eso si, debemos calentar siempre para evitar las probabilidades de tenerlas, así como realizar estiramientos antes y después del entreno, y que la intensidad del mismo sea progresiva.
Los tratamientos para aliviarlas pasan por la toma de antiinflamatorios (ibuprofeno), masajes y ejercicios específicos o crioterapia. También notaremos mejoria aplicando frío sobre la zona.
Eso si, olvidáos del agua con azucar o bicarbonato. No sirve de nada ante las agujetas. Es un falso mito.
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